Porque no podemos hacerlo en Argentina ???
Como lo hicieron los Norteamericanos
Durante siglos el hombre buscaba la manera de que todos nos comportáramos bajo esa definición tan abstracta como es “el bien”. Por el camino se crearon las religiones. Y aquello fue a peor. Quizá por ello un día la búsqueda pasó a ser diferente. Había que entender de dónde viene ese “lado oscuro” humano.En la década de los 90 se iba a producir un hecho inusual en la historia criminalística de Nueva York. Por primera vez en el siglo XX los índices de criminalidad bajaron por un período muy prolongado. Tanto fue así que aquello fue objeto de estudio y acabó siendo toda una teoría social sobre el crimen y el ser humano.
El vándalo que hay en ti
Es posible que si hablamos del psicólogo Philip Zimbardo no te suene de nada, quizás sí. Hoy muchos los conocen por ese experimento radical que llevó a cabo en 1971 (luego convertido en película “Das Experiment”). Nos referimos al experimento de la cárcel de Stanford donde trataba de investigar la influencia de un ambiente extremo entre voluntarios que se dividían en guardias y prisioneros.Dos años antes del mismo, en 1969, el profesor ya comenzaba a barruntar esa idea acerca del comportamiento que tenemos en determinadas ocasiones. El hombre hacía diariamente el mismo trayecto desde su casa hasta la universidad. Y allí, en el transcurso de esas horas en el interior de su vehículo, pensó que tenía una buena oportunidad para estudiar el tema del vandalismo que existía en Nueva York.
La razón era simple: en un solo día de trayecto al azar (de alrededor de 30 kilómetros) desde la Universidad de Nueva York en el Bronx hasta su casa en Brooklyn, Zimbardo contó nada menos que 200 coches destrozados por vándalos. ¿Cómo habían llegado hasta ese punto? ¿De qué forma llegaron a tales actos de destrucción?
El profesor ideó una prueba para averiguarlo. Junto a un colega del centro compraron un coche de segunda mano que tenía más de 10 años y lo aparcaron enfrente del campus universitario. Zimbardo también sabía que necesitaba algún tipo de desencadenante para poner en marcha el proceso de destrucción. ¿Qué hizo? Le quitó al coche las placas de las matrículas y abrió el capó antes de retirarse a un lugar apartado desde el que podría observar los acontecimientos.
Poco más de 24 horas después una procesión de saqueadores se había hecho con la batería, el radiador, el filtro de aire, la antena, los limpiaparabrisas, el logo cromado, todos los tapacubos, cableado, una lata de gasolina, una de cera de silicona y el neumático trasero izquierdo (el resto de ruedas estaban tan viejas que los saqueadores decidieron dejarlas).
Lo cierto es que la destrucción del coche siguió un patrón que le era familiar al profesor a través de sus estudios. Las primeras piezas robadas eran aquellas que podrían ser reutilizadas o vendidas. Pero cuando no había nada más útil, entonces hacía su aparición un nuevo grupo: los jóvenes. Estos poseían el coche y se dedicaban a romper los faros y las ventanas. A continuación iban a por la carrocería tirando ladrillos, piedras o golpeando el vehículo con palos o cualquier cosa que tuvieran a mano. La masacre al pobre coche terminaba cuando el vehículo se había convertido en un amasijo de basura.
Pasados menos de tres días el coche se había reducido a un montón de metal inútil por hasta “23 incidentes de contacto destructivo”, como anotó el profesor. También anotó que a menudo sucedía que los transeúntes se mantenían de pie y observaban a los vándalos “trabajando” y, contrariamente a lo que Zimbardo esperaba, la destrucción se producía a plena luz del día.
Al mismo tiempo, Zimbardo también había dejado un segundo coche sin placas con un capó abierto al lado de la carretera en la ciudad universitaria de Palo Alto en California. Allí, sin embargo, el coche no fue pasto de los vándalos. Incluso cuando empezó a llover un transeúnte cerró el capó para que no se mojara el interior. El profesor lo intentó de nuevo, esta vez estacionando el coche en el propio campus universitario. Y el resultado fue el mismo: no sucedió nada.
En muy poco tiempo al llegar la noche se había creado un gran grupo, se habían subido encima del coche, habían arrancado las puertas de sus bisagras, habían roto las ventanas y para terminar inclinaron entre todos el coche sobre su techo. Pasaron las horas y de madrugada tres adolescentes aparecieron y atacaron sin piedad lo que quedaba del vehículo con barras de hierro.
Esta idea de Zimbardo se convirtió en un clásico objeto de estudio a lo largo de los años siguientes. Llegados a los 80 alguien pensó en recoger los estudios de Zimbardo y transformarlos en una vía para erradicar el propio vandalismo.
Las ventanas rotas de Nueva York
En la edición de marzo de 1982 de la publicación Atlantic Monthly y bajo el título de Broken Windows, Kelling y Wilson publicaban un artículo en el que proponían una nueva estrategia para combatir la criminalidad. En el escrito venían a afirmar que la mejor manera de hacerlo era centrarse en los actos de desorden que la preceden. Los autores decían lo siguiente:
Consideren un edificio con una ventana rota. Si la ventana no se repara, los vándalos tenderán a romper unas cuantas más. Finalmente, quizás hasta irrumpan en el edificio; y, si está abandonado, es posible que lo ocupen ellos y que prendan fuego dentro.A partir de sus propios experimentos y encuestas, Kelling y Wilson sabían que la gente estaba preocupada por los actos antisociales de menor importancia, tales como el cada vez más extendido uso del graffiti, la basura en la calle y el vandalismo existente. Esto les hacía sentir como si las cosas se hubieran desviado de las manos y que se había llegado a punto donde nadie se hacía responsable de nada.
O consideren una acera o una banqueta: se acumula algo de basura; pronto, más basura se va acumulando; con el tiempo, la gente acaba dejando bolsas de basura de restaurantes de comida rápida o hasta asaltando coches.
Muchos ciudadanos pensarán que el crimen, sobre todo el crimen violento, se multiplica, y consiguientemente modificarán su conducta. Usarán las calles con menos frecuencia y, cuando lo hagan, se mantendrán alejados de los otros, moviéndose rápidamente, sin mirarles ni hablarles.
No querrán implicarse con ellos. Para algunos, esa atomización creciente no será relevante, pero lo será para otros, que obtienen satisfacciones de esa relación con los demás. Para ellos, el barrio dejará de existir, excepto en lo que se refiere a algunos amigos fiables con los que estarán dispuestos a reunirse
La teoría de Kelling y Wilson se convirtió en libro (del propio Kelling) bajo el título Fixing Broken Windows. Un escrito sobre criminología y sociología urbana que hablaba acerca del crimen y las estrategias para contenerlo o eliminarlo de los vecindarios urbanos.
A partir de aquí se parte de dos hipótesis. La primera es aquella que dice que los crímenes menores y el comportamiento antisocial disminuirán. La segunda y como consecuencia dice que aquellos crímenes de primer grado se prevendrán, quizás y como veremos, la parte más polémica y abierta al debate.
Y es aquí cuando la teoría da un vuelco y pasa realmente a la acción. Bratton aplica la política de seguridad ciudadana de tolerancia cero, y lo hace sobre espacios muy definidos tales como:
- En la evasión de multas.
- En los métodos de procesamiento de arrestos, haciéndolos más sencillos.
- Con la investigación de antecedentes ante cualquier persona arrestada.
Un trabajo que retomaría en el 93 el que fuera alcalde de la ciudad, Rudy Giuliani, quien además hizo que la policía fuera más estricta con las evasiones en el metro o ante aquellos “vándalos” que se orinaban o no se comportaban en público.
Lo cierto es que desde que Bratton tomó el mando incluso la tasa de homicidios en Nueva York se redujo a la mitad. Por supuesto, no está claro si el éxito se puede atribuir en su totalidad a la política de tolerancia cero o no. De hecho y como era de esperar, desde entonces ha existido y existe un encendido debate sobre las cualidades de la teoría.
En el libro Freakonomics, Stephen Dubner pone en tela de juicio la teoría de las ventanas rotas como única responsable de la caída del crimen en Nueva York. El autor pone como ejemplo de la ecuación no incluida a la legalización del aborto de la mujer. Según Dubner, en aquella época las mujeres que tenían algún problema y por tanto estaban menos preparadas (adictas, pobres o con problemas de otra índole) podían abortar legalmente, por lo que los niños nacidos en familias disfuncionales fue decreciendo. Casualidad o no, la mayoría de los crímenes de Nueva York eran cometidos por hombres entre 16 y 24 años, cuando este grupo decreció, la tasa de crímenes también lo hizo.
Además del aborto hay otras variables que se exponen como iniciativas que la tolerancia cero no recoge. Desde la hoy llamada gentrificación hasta por ejemplo la aparición de nuevos programas de empleo, la disminución del crack o las reformas policiales que se dieron.
En el fondo, detrás de esta teoría se encuentra el intricando modo de vida tan diferente que tenemos unos de otros. Y es que la propia idea de que el proceso de erosión de una sociedad podría ser revertido mediante la lucha de esos signos que preceden a los crímenes, siempre será recibida con escepticismo.
Todos podemos estar de acuerdo en que la delincuencia deber ser abordada desde la raíz. El problema es que esa “raíz”, dependiendo de la perspectiva política de cada uno, se puede encontrar en la injusticia social o en el declive moral de una sociedad.
Fuente: Gizmodo
Mi opinion:
No les parece muy parecido a lo que ocurre en Argentina ??? ejemplo basura, robos, toma de propiedades etc, etc.El problema es que en Argentina la Corporación Política NO QUIERE SOLUCIONAR EL PROBLEMA POR DIFERENTES RAZONES :
- El miedo de la gente por los delitos que se cometen hace de que el Gobierno pueda hacer lo que quiere mientras los ciudadanos estan preocupados por su seguridad.
- La Corporación Política necesita un País lleno de delincuentes y drogadictos como asi también analfabeto para poder seguir en el poder y llegaron a convertirse en una Mafia.
- Por último reconozco que al Gobierno actual no puedo juzgarlo porque hace poco que esta, pero si le echo la culpa al Kirchnerismo, al Peronismo y al Radicalismo todo lo que nos esta pasando .
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